Según las clasificaciones psiquiátricas diagnósticas más conocidas (DSM y CIE) se puede definir una Crisis de ansiedad, también llamada Ataque de pánico como la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión (su pico máximo de intensidad de los síntomas) en los primeros 10 minutos (a partir de ahí la ansiedad empezará a disminuir hasta resolverse):
1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
2. Sudoración.
3. Temblores o sacudidas.
4. Sensación de ahogo o falta de aliento.
5. Sensación de atragantarse.
6. Opresión o malestar torácico
7. Náuseas o molestias abdominales.
8. Inestabilidad, mareo o desmayo.
9. Desrrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo).
10. Miedo a perder el control o volverse loco.
11. Miedo a morir.
12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo).
13. Escalofríos o sofocaciones.
Las crisis de ansiedad pueden estar relacionadas con alguna circunstancia concreta (fobias) o bien no estar limitadas a ninguna situación o conjunto de circunstancias particulares y ser por tanto imprevisibles.
Los síntomas predominantes varían de un caso a otro, pero es frecuente la aparición repentina de palpitaciones, dolor precordial, sensación de asfixia, mareo o vértigo y sensación de irrealidad (despersonalización o desrealización).
Casi constantemente hay un temor secundario a morirse, a perder el control o a enloquecer.
Cada crisis suele durar sólo unos minutos, pero también puede persistir más tiempo.
A menudo el miedo y los síntomas vegetativos del ataque van creciendo de tal manera que los que los padecen terminan por salir, escapar, de donde se encuentran.
Si esto tiene lugar en una situación concreta, por ejemplo, en un autobús o en una multitud, como consecuencia el enfermo puede en el futuro tratar de evitar esa situación.
Del mismo modo, frecuentes e imprevisibles ataques de pánico llevan a tener miedo a estar sólo o a ir a sitios públicos. Un ataque de pánico a menudo se sigue de un miedo persistente a tener otro ataque de pánico.
CAUSAS DE LAS CRISIS DE ANSIEDAD:
- Vulnerabilidad genética, familiar (educación), cultural.
- Estrés elevado.
- Consecuencia de problemas no resueltos (dificultades sociales, en las relaciones personales, laborales…)
- Tener contacto o conocimiento de información que facilite la interpretación catastrófica de los síntomas de ansiedad (mi vecino ha sufrido un infarto y yo, si siento opresión torácica propia de la ansiedad, pienso que me va a dar un infarto también).
MECANISMOS DE AFRONTAMIENTO:
Pasivo: huir de los problemas-evitar las situaciones que pienso me generan ansiedad.
Activo: superación de problemas, enfrentar las situaciones, usar la respiración abdominal y la relajación para ello.
CURVA DE LA ANSIEDAD:
La ansiedad funciona en forma de curva, es bueno imaginarla así, como una curva que sube y baja, porque visualmente cuando nos encontramos mal, podemos acordarnos que "igual que sube, va a bajar y se pasará".
Conforme interpretamos los síntomas físicos iniciales de ansiedad (palpitaciones, dolor torácico, taquicardias, sensación de falta de aire...) como peligrosos, aumentan los pensamientos temerosos y con ellos, el miedo y el malestar y por tanto, la ansiedad.
Llegará un momento que, tras alcanzar el punto máximo de ansiedad (a los 10 minutos más o menos), la ansiedad irá disminuyendo progresivamente y lo hará tanto más rápido como nosotros consigamos manejar nuestro pensamiento ansioso “quitándole hierro” y cambiando el pensamiento negativo por órdenes verbales neutras (“esto es sólo ansiedad”, “ya me ha pasado otras veces, no hay peligro”…) o positivas (“lo voy a superar”, “yo puedo con esto” etc).
Si cuando empezamos a sentir los primeros síntomas de ansiedad usamos alguna estrategia de manejo para que no nos invada el miedo alimentando la crisis, la crisis será menor y se pasará antes o incluso no se llegará a producir. Posibles estrategias de manejo son: la distracción (por ejemplo iniciando una conversación con alguien de confianza), el ejercicio (saliendo a dar un paseo a paso rápido y concentrarse en el mismo, bailando con música) ...
Otra estrategia es el uso de técnicas de relajación:
- Es útil practicar respiración abdominal si excesiva activación (reteniendo el aire unos segundos en el abdomen y soltando lentamente). Este es el enlace donde se explica la técnica:
- Si hay hiperventilación clara, consultar la entrada correspondiente para su manejo:
- También se puede hacer la técnica de relajación rápida con tensión en 4 grupos musculares:
Pero, aunque no hiciéramos nada por manejarla igualmente llegaría el momento en que la ansiedad cedería, dejándonos generalmente una sensación de agotamiento general después de tan alto nivel de activación, incluso podemos desmayarnos (esto es lo más grave que nos puede suceder y tampoco es peligroso) como mecanismo de nuestro cuerpo para poder funcionar saludablemente de nuevo.
Cuanto antes detectemos nuestros síntomas de ansiedad de inicio y manejemos el pensamiento ansioso, menos aumentará la ansiedad y antes disminuirá.
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Gracias!!
el articulo es muy interesante, parece que me conoce y me está describiendo.
ResponderEliminarEspero Carmen de verdad que también te ayude a manejar las crisis de ansiedad y que la curva sea cada vez más pequeña y menos pronunciada, un abrazo!
ResponderEliminarEstá muy bien 👍
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